miércoles, 15 de febrero de 2017

Las Muñecas (I) Mis amigas del Alma

No creo que ninguna tengáis alguna duda respecto de cual es mi muñeca "del alma".

Pero además de mis Nancys, tuve otras que no fueron menos queridas.

Desde la perspectiva que da el tiempo, reconozco que no todas las muñecas son bonitas, algunas eran realmente "feas",pero en aquel tiempo, supongo que las modas de entonces, la costumbre de verlas... hacían que las viera "menos feas".

Aunque ahora también nuestras hijas y nietas tienen algunas muñecas que tienen "una belleza" digamos que "rompedora". Un poco complicada de mirar.

Como ya os hablé, no tengo la suerte de conservar ninguna de aquellas muñecas que acompañaron mis años infantiles. Para la que no lo sepa, le comento, que fue mi madre, la que "un mal día" las cogió a todas y las tiró. A pesar de saber que eran mi debilidad.

Hoy quiero rendirles un merecido homenaje, hablando de ellas, lo que recuerdo de ellas.

Recuerdo que mi primer muñeco fue un elefante de goma, que tenía las orejas muy grandes, y me gustaba mordérselas.
Tenía también - esto un poco más adelante, con 3 ó 4 años - una muñequita negra, de unos 20 cm, era un bebé y me gustaba llevármela a todas partes, recuerdo que iba vestida con un trajecito amarillo o verde limón.

No recuerdo en ninguna ocasión, que me regalaran la muñeca que yo había pedido, me refiero a mis padres, yo les pedía una, la que fuese, pero nunca me traían esa. Era mi madre la que decidía la muñeca que debía tener. Esto es algo que nunca entendí, ya que no era el dinero lo que se lo impedía.
Mi familia era una de las muchas familias españolas,
trabajadores, pero desde luego que para una muñeca 1 o 2 veces al año (por muy cara que esta pudiera ser) les llegaba. Por lo menos a los papás de mis amiguitas y vecinitas les llegaba y sus sueldos eran normalitos.

Pero bueno, yo siempre he sido de buen conformar y la que me traían la cuidaba y la quería como si fuese mi preferida.

Había una que se llamaba Lulú, que la recuerdo "grandota", morenita de pelo con dos coletas, y creo que tenía los ojos castaños. En realidad era bastante "bastota", llevaba un vestido como de rayas azul marino y blanco, y creo recordar que también tenía un pequeño estampado de florecitas rojas,  zapatos y calcetines blancos. Pues recuerdo estar con ella y con mi madre,  que le decía que me gustaba mucho, que tenía un pelo muy bonito. Y mi madre me dijo que era "horrorosa y basta" y yo le recordé: "Pues me la compraste tu".

Lo dicho, hay cosas que nunca podré entender. Pero bueno,esos "detalles" no me impidieron ser feliz, ni mucho menos.

También estaba mi adorada abuelita, ella si me regalaba, cuando podía, la que sabía que me gustaba. Fue ella la que trajo a Nancy a mi vida, y nunca se lo agradeceré lo suficiente.

Además, mi prima, la que me daba sus revistas, sus tebeos, sus cromos de picar, la ropa que le quedaba pequeña, y un montón de cosas más (es 7 años mayor que yo), ella también me compraba muñecas. Recuerdo la Lyssy, la Core, un bebé vestidito de azul, con un moisés rosa con ruedas...

Un payasito de trapo, un niño, también de trapo que se llamaba  "Cherry", una rubita de pelo largo y con un pichi verde y blusita blanca, que se llamaba "dientecitos", porque tenía dibujada la sonrisa y enseñaba los dientes.

También tenía una con el pelo rojo fuego, y largo hasta la cintura,era como una Nancy de grande, no recuerdo su nombre.
Pero tengo que reconocer que aquella muñeca me "asustaba" un poco, su cara, tan pálida nunca me gustó, y el contraste con el rojo de su melena menos aún. A pesar de eso, cuando crecí, se me pasó el susto, y le tenía cariño como al resto.

Y aquellas muñecas que teníamos encima de las camas, y que servían para para guardar el pijama en su interior, eran de lo más "adorable".

Recuerdo que también tenía un "pepón" con el cuerpo de trapo, y la cabeza, los brazos y las piernas de goma, recuerdo que me lo compró mi prima, durante unas vacaciones que pasamos en su casa con ella y sus padres (mis tíos) en Mallorca.
Fuimos a una juguetería mi prima, mi madre y yo, que tenía 6 años, y lo recuerdo como si hubiese sucedido ayer. En el escaparate había tres pepones iguales, sólo que vestidos de colores distintos, en rosa, en azul y en amarillo.
Yo me prendé del rosa, pero mi señora madre dijo que era más bonito el amarillo. Yo insistí en el rosa, mi prima también decía: "pero si la muñeca es para ella, que elija ella" (osea yo), pero al final ganó ella (mi madre), y fue el amarillo. Hay madres que son así.

Yo no soy como ella, mi hija siempre ha tenido las muñecas que le hacían ilusión, y las conserva todas. También sus peluches, que tiene una colección bastante numerosa. De hecho, mi hija, lo guarda absolutamente todo, y nosotros se lo respetamos, porque son sus cosas y forman parte de la "historia de su infancia".

No quisiera parecer "simplona", en el sentido de que siendo una persona adulta, recuerde mis  muñecas y sienta nostalgia de no tenerlas conmigo. Para mi formaban parte de mi familia.

Sin llegar a ser tímida (creo) si que era una niña bastante silenciosa y tranquila, que pasaba desapercibida. Me podían dejar horas enteras,

sentada en una silla con mi muñeca y yo no me movía, ni molestaba en absoluto.

Mis muñecas eran mis amigas, mis hermanas (las que nunca tuve) mis compañeras para todo. Nunca rompí ninguna, las cuidaba con "mimo", simplemente "las quería".
Ahora intento "recuperar" aquellas amigas fieles, a través de otras, que son como ellas, pero me está resultando francamente dificil.


"Compartimos mucho tiempo
creciendo, jugando, llorando y riendo.
Compañeras incansables de mis
años de niñez.
Crecí con vuestra muda presencia
muy cerca siempre de mi.
Fieles confidentes de mis grandes
secretos, acunabais mis penas,
y mis noches de miedos.
Nunca podré pagaros
tantos buenos ratos que pasé
a vuestro lado.
Un triste destino nos separó
para siempre.
Pero yo sigo y seguiré fiel
a ese recuerdo inocente.
Con tan solo imaginaros
me arrancáis una sonrisa,
Sois mis amigas del alma
y eso nunca cambiará.
Hoy os dedico estas palabras
y mi recuerdo más emocionado,
y sabed que siempre tendréis
un lugar en mi corazón".


Como he dicho al comienzo, este es un pequeño homenaje para esos "seres" de plástico, goma y trapo, tan importantes para mi.
Estoy segura que este sentimiento mio, lo compartís muchas de vosotras ¿a que sí? ¿a que todas tenéis alguna amigo-a del alma de goma o trapo?

Si queréis revivir vuestros recuerdos conmigo, ya sabéis que estaré encantada de leerlos.

Un abrazo "fuertote" y ¡Hasta la próxima"




2 comentarios:

  1. Qué recuerdos! Yo también tenía a la Core y de pequeña me gustaba más que la Nancy jajajaja
    Tu madre no tenía desperdicio! Pero no le guardes rencor. Un besito.

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  2. Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo querida. Es cierto, mi madre no tiene igual, además sigue siendo así,los muchos años que ya tiene no la han cambiado ni un ápice. Pero como tu sabiamente me aconsejas, no, no le guardo rencor. El rencor no es bueno para nadie, en especial, no es bueno para el que lo siente. Espero que estés por mucho tiempo con nosotras. Te envio un abrazo.

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