lunes, 24 de octubre de 2016

¿Halloween o Todos los Santos?


Cuando yo era niña, la fiesta de Halloween no tenía seguidores aquí en nuestro país, conocíamos lo de "truco o trato" por las películas americanas que nos llegaban, pero nada más.
A pesar de que ambas celebraciones equivalen a la misma, solo que las costumbres diferentes hacen que la forma de celebrarlo también sea distinta.
Halloween viene del acrónimo "All hallows Eve" (La víspera de todos los santos), es de origen celta y se celebra en todos los países donde predomina la cultura anglosajona.
En su origen, los celtas festejaban el final del verano y la recogida de sus cosechas con el comienzo del Invierno, consideraban que era un día clave para tal fin, además de que creían que también era un momento propicio para que los espíritus volvieran a la tierra.
La tradición de disfrazarse viene del miedo que sentían por los espíritus malévolos que pudieran "colarse" y con el disfraz los ahuyentaban. Esta divertida costumbre  se está extendiendo cada vez más por toda sudamérica y por europa.
Aquí, nuestro culto "al más allá" se reduce a una reverencial visita al camposanto para recordar a nuestros seres queridos ausentes, a pesar de que la fiesta anglosajona  tiene cada vez más seguidores.

A mí de estas celebraciones lo que más me gusta es su gastronomía. De la mano de mí abuela (¿cómo no?) aprendí a hacer unos dulces que en mi familia son un clásico, "las empiñonadas".
Para las que os gusten los experimentos en la cocina aquí os apunto la receta, son bastante sencillas de hacer, algo laboriosas, eso es todo.

Ingredientes: 500 grs de almendras crudas y molidas, 400 grs de azúcar, 300 grs de patata o boniato, la piel de un limón,un huevo, margarina, harina y piñones.
Preparación: se cuecen las patatas o los boniatos con la piel, una vez cocidos se escurren, se pelan y se hace un puré cuando todavía están calientes y se deja enfriar completamente, una vez hecho. A continuación, se le añade el azúcar, las almendras molidas y la piel del limón rallada. Con un tenedor, mezclaremos la masa sin removerla excesivamente para que no se ablande, hasta que quede bien uniforme (muy importante).
Ahora enaharinaos las manos para que no se os pegue la masa e ir haciendo bolitas a las que pasaréis por la clara de un huevo batida y la rebozaréis de piñones e iréis disponiendo en una bandeja para el horno previamente untada con margarina y harina. Una vez acabadas todas las bolitas las "pintaremos" con la yema del huevo batida. Hecho esto, la colocaremos en el horno previamente calentado a 225 grados, entre 8 y 10 minutos. ¡Y ya están!

Y ya que estoy recordando los dulces que hacía mi abuela, por estas fechas, no puedo dejar de mencionar, algo que sin ser dulce, es típico del otoño, "las castañas asadas".
La noche de Todos los Santos, es decir la del 31 de Octubre, hacemos una "castañada" y asamos castañas y también boniatos. Y, junto a las empiñonadas y un poquito de vino dulce (moscatel o mistela), nos damos una comilona.
Esta costumbre, en casa la recuerdo desde que tengo uso de razón y me gusta especialmente, pues, con ella, "abrimos" la puerta al Otoño, que es mi estación del año favorita.

Me gusta contemplar los parques como cambian de color.Y encontrarte un quiosco donde asan castañas. Y cuando las hojas caen al suelo, me gusta pisarlas y andar sobre ellas, y ponerme los zapatos perdidos de polvo, como cuando era una niña, con la única diferencia  de que, ahora mi madre no puede darme una reprimenda por ensuciarme (que dicho sea de paso, no le sirvieron de mucho las regañinas, pues yo me sigo ensuciando) los zapatos, aunque se queja igual. Hay cosas que nunca cambian.
...Y cuando puedo me escapo al bosque, pues allí el Otoño todavía es más exuberante que en la ciudad, por la cantidad de árboles diferentes que nos encontramos y sus correspondientes hojas caídas.
En mi familia las aficiones también las hacemos familiares, así que mí marido y mí hija se suman con gusto y vamos al bosque a recoger hojas y con ellas confeccionamos guirnaldas larguísimas que, después, adornamos con purpurina, lacitos, bolas de colores, y todo lo que se nos ocurra colgarle y, con ella, decoramos la casa para Navidad. Pero eso es otra historia, que os contaré otro día, pues si no nos saldremos del tema de hoy. Ya me contareis como os han salido las empiñonadas, si las hacéis. Un abrazo a todas.



lunes, 17 de octubre de 2016

Los programas de la tele

A pesar de que no soy una forofa al uso, de lo que conocemos como "la caja tonta", tengo que reconocer, que durante mis primeros años "este invento del demonio", estuvo muy presente en mi vida, en mi día a día.

En aquellos años, no había mucho donde elegir, teníamos la UHF, que hoy corresponde a la 1 de TVE y la VHF, que hoy es la 2.
Entre estas dos cadenas de televisión, se repartían el reducido catálogo de posibilidades que teníamos, en lo que a programación se refería.
En la misma línea, por supuesto, estaban los espacios dedicados al público infantil.
Mis favoritos de aquellos años, imagino que coinciden con muchas de vosotras.

Recuerdo, por ejemplo, mis queridísimos payasos de la tele Gaby, Fofó, Miliki y Fofito, que hacían que las tardes de los sábados fueran un visto y no visto.

De lunes a viernes a las 6 de la tarde teníamos "La Casa del Reloj", un poco más tarde (me refiero a un año o dos más tarde), llegaron "Un globo, Dos globos, Tres globos",
y bastante más tarde "Barrio Sésamo".
También había un programa, parecido al de los payasos que se llamaban "Los chiripitiflauticos" ¿os acordáis?
, contaban una historia  a lo largo de la semana, y después el sábado lo emitían todo entero con el final.

¿Os acordáis de aquel programa que presentaba la inolvidable  María Luisa Seco?
Que tenía por protagonista al  "Monstruo de Sancheztein".
"La Mansión de los Plaff" fue otro de los programas, que también participó, entre otros que ahora no recuerdo sus nombres.
Lo que más me gustaba era cuando de una urna, llena de postales, que los niños enviaban, sacaba una para dar un premio. Yo envié postales en más de una ocasión, pero nunca me tocó nada. Aunque en realidad, lo que me hubiese hecho más ilusión es que María Luisa, sacara mi postal, y la leyera a todos los niños de España y después me mandase un beso. Era sencillamente entrañable.

Luego estaban los dibujos animados, de manufactura extranjera todos ellos: "Heidi", "Marco" ,"El perro de Flandes", "La Abeja Maya", importados del Japón en su mayoría;

toda la factoría Disney y toda la factoría Warner, Hanna Barbera...
Y no se si me olvido alguno, si es así pido disculpas.
Para mi los dibujos que teníamos en nuestros años infantiles, si los comparamos con la mayoría de los que tenemos en la actualidad para nuestros hijos y nietos,creo que salimos ganando nosotras con diferencia.

Por calidad, por calidez, por su realización artesanal,
nada tiene que ver con las imágenes "virtuales" que emiten para nuestros hijos.
Aquellos dibujos transmitían muchas cosas, sentimientos sobre todo. Algo que a los actuales les falta (es mi modesta opinión claro está).

jueves, 13 de octubre de 2016

Nuestros diseños : Margueritte


Hoy os hablo del diseño que tenemos entre manos que pronto estará a la venta en este blog y que, 
gracias a Ilustraciones Moramontti y a sus preciosos dibujos, 
puedo enseñaros en figurín.

El conjunto Margueritte está pensado para un día de primavera en que Nancy decide pasear por el campo.

Está compuesto por un vestido de manga corta de algodón estampado en margaritas de tonos turquesa, una torera de fieltro , una pamela de fieltro con lazo a juego con
la tela del vestido y unos zapatos de fieltro con detalle.

​Con la compra del conjunto le regalamos
a tu Nancy un accesorio para sujetar el cabello.

 Su precio es de 4€ más gastos de envío, 
¡si quieres ya puedes encargar el tuyo escribiéndome a este correo: confeccionandoilusiones@gmail.com !

sábado, 1 de octubre de 2016

La vida en mi barrio

Hace 40 años, cuando yo era una  niña, la vida era bastante más sencilla de lo que es hoy día, por lo menos aparentemente.

Mi barrio era un distrito obrero, habitado por gente trabajadora y sencilla.
Yo recuerdo corretear por sus calles con mis vecinas, que también eran mis amigas, con la "bici".

En verano, cuando bajaba el sol, a eso de las 7 de la tarde, las calles se llenaban de sillas, que la gente sacaba a la puerta de su casa. Algunos también sacaban la mesa, y solían estar allí sentados todos hasta las tantas. Mientras,  los niños jugaban de aquí para allá, sin temer a que nada, ni nadie les pudiese hacer nada malo.
Eran tiempos más seguros en este sentido. Hoy día es casi impensable ver un niño jugar solo con otros niños sin la presencia de sus padres cerca.

Mis juegos de infancia se parecen poco o nada a como juegan y a lo que juegan los niños ahora.
Se jugaba mucho más en la calle que en casa. Las niñas jugábamos a "las gomas", la "comba", la "charranca", al "escondite" (este era mi preferido), a "pillar", a la "botella", al "churro", a las "figuras", a "1,2,3 pica pared"... Todo esto si tenïamos ganas de correr y saltar.
Otras veces, cuando teníamos el día más tranquilo, sacábamos nuestras muñecas, o los cromos de "picar". A mí no me gustaba demasiado sacar mis muñecas a la calle, porque se me ensuciaba la ropita y prefería jugar con ellas en casa "manías de niña" .

También tengo un recuerdo  "especial" de mi casa de entonces, vivíamos en un pasaje, donde al entrar en el desde la calle, parecía que estuvieses en otro mundo, pues pasabas del ruido y la algarabía del centro, a la tranquilidad casi campestre, casi de pueblo, que se respiraba en aquel pasaje, tan bonito, con aquellas macetas, que mis vecinas, y mi madre cuidaban con tanto celo, que si le estropeabas una hoja o una flor, las oías, pero bien. En verdad que merecía la pena, pues con aquellas pequeñas cosas, que cada una aportaba, contribuian a lograr aquel ambiente "casi mágico" que se respiraba allí. Al menos es como yo lo recuerdo.