viernes, 17 de marzo de 2017

La Cuaresma

Cuando éramos niñas, este periodo de tiempo previo a la Semana Santa, no lo vivía especialmente de ninguna forma. En mi casa siempre hemos sido católicos, pero no de la forma "practicante", de observar los preceptos y llevarlos a "rajatabla", no, no, ¡que va!. Nuestra "Fe" es más "casera", bastante más relajada.

Y la verdad, a mí me sacabas del "día de la tortilla" y el de "la sardina", y  ya no sabía nada más sobre la Cuaresma, bueno si, "el Domingo de Ramos", pero yo lo entendía como parte de la Semana Santa, y no de la Cuaresma.

El Domingo de Ramos (o Día de la Palma) , a mi me encantaba, básicamente porque estrenaba ropa nueva, y me quitaba los leotardos, vamos que cambiaba la ropa de invierno por la de primavera.

Lo que no hacia era ir al templo a bendecir los ramos, no porque no quisiera, pues a mí siempre me ha gustado "la palma" y toda aquella "parafernalia", pero a mi madre no, y si a ella no le gustaba una cosa, ya no había nada más que hacer, ni que decir.

Más tarde, ya de adulta, y después con mi hija y mi marido, hemos bendecido la palma en la iglesia cada año.

Aquí donde vivo, nuestro párroco, el Padre Elias, en lugar de hacernos entrar en la iglesia, porque no cabemos, sale él a la plaza de la iglesia, y desde allí nos da la bendición a todos los presentes.

Yo personalmente no soy una cristiana devota y ferviente, o por lo menos no me reconozco así, pero si que tengo mi propia forma de entender la Fé y la religión, y aunque no soy de misa diaria, ni siquiera los Domingos. Reconozco que la bendición del Domingo de Ramos me emociona especialmente.

También me gusta visitar la iglesia, pero cuando no se está celebrando la misa. Me gusta ir por las distintas capillas y hablarles a los Santos. Ese silencio, esa calma que se respira en el templo, me llena de paz y me hace bien.

Pues chicas, como os decía, la Cuaresma tiene "sus cositas" en lo que a tradiciones y costumbres se refiere. El primer día, es decir, el "Miércoles de Ceniza", en la iglesia, en la celebración de la misa, el sacerdote realiza el gesto simbólico, de la imposición de la ceniza, en la frente de los fieles católicos.

La ceniza representa la "destrucción" de los errores del año anterior, al ser estos "quemados y reducidos a cenizas".


La duración de este periodo del año litúrgico, es de cuarenta días, aunque hay quien opina que dura 46 días, ya que le suman también los dias de la Semana Santa.

Esta duración (40 días) proviene de varias referencias bíblicas,
como la penitencia de Jesús al permanecer 40 días en el desierto, también los 40 días que duró el "diluvio",
o los 40 años de la marcha del pueblo israelita por el desierto, y los 400 años que permanecieron los judíos en Egipto.

Los "buenos católicos", durante la cuaresma, hacen ayuno y penitencia algunos días a la semana.

Yo, y que Dios me perdone, no observo esos preceptos, lo que si procuro es pensar más en las cosas que hago mal o que simplemente no hago, y hacerme el firme propósito de cambiar aquello que no hago bien.

Hay veces que lo consigo, otras no, pero como cada año tenemos una cuaresma, es otra oportunidad, para enmendar lo que haga falta.

Hay una cosa que siempre hago en cuaresma, pues además de ser muy buena, me trae gratos recuerdos de mi queridísima abuelita, me refiero a las "torrijas" .
Por si queréis animaros a hacerlas, son muy fáciles, aquí os dejo la receta.

Ingredientes:
1 barra de pan del día anterior cortada en rodajas de 1,5 cm de grosor
1/2 litro de leche
2 huevos
Aceite de girasol para freír
Azúcar para espolvorear
Canela en polvo

Remojamos las rodajas de pan ya cortadas en la leche, pero sólo por un lado y las vamos dejando en un plato, por el lado que no hemos mojado en la leche, unas encima de otras, y siempre por el lado no humedecido de leche. Así las dejaremos reposar en la nevera, como mínimo una hora, después las rebozaremos en huevo batido y las iremos friendo en aceite bien caliente hasta que se doren, las colocaremos sobre papel de cocina absorbente, y un momento antes de servirlas les espolvoreamos con azúcar y canela (esta última es opcional).

¡Ya están listas las torrijas, buen provecho!

Y ya sabéis amigas, estamos en cuaresma, tiempo de reflexión, de recogimiento. Seáis de la confesión que seáis, pensar y meditar sobre nuestras acciones, y tratar de ser cada día, un poquito mejor, es bueno para todos, católicos,ortodoxos, judíos, árabes, budistas,....Dios, no hace distinciones. Un abrazo a todas.

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