lunes, 7 de noviembre de 2016

Cuentos y revistas de ayer

¡Hola a todas!

Esta mañana, paseando a mi perrita, he pasado por delante de un quiosco de prensa y he comprado un periódico.  Llevaba algún tiempo sin hacer esto. No sé por qué ocurren estas cosas, a veces sucede que algo que tienes por costumbre hacer, de repente, un día dejas de hacerlo para siempre; o como en el caso mío de hoy, de la misma forma que dejaste de hacerlo, lo vuelves a hacer.


Puede que influya el hecho de que internet pone a nuestro alcance, tanta información de todo tipo, que los medios que antes teníamos para informarnos, tales como los periódicos, la radio, la TV, ya no son tan eficientes, si los comparamos con ese monstruo de la información que es internet.

Pero yo, que soy una nostálgica sin remedio, prefiero el papel a la pantalla, la prensa escrita a la virtual, y ni que decir tiene que, para mí, donde se ponga un libro físico ( con sus páginas impresas, unas tras otras y cuantas más mejor), que se quiten todos los libros virtuales, electrónicos y "a pilas", si los hubiese.

 

Que por eso no soy "ecológica", que está muy de moda ahora, bueno, según mí criterio sólo hasta cierto punto, ya que no me importa comprar libros impresos en papel reciclado, es más lo encuentro muy acertado, ya que al darle al papel, o a la pasta de papel, más de un uso, optimizamos al máximo cada árbol que se corta para ese fin, con lo que se contribuye para que este planeta nuestro siga siendo sostenible. Dicho esto, considero pues que mi acción es ecológicamente correcta y a la vez no tengo que renunciar a mis libros de papel.

Estos comentarios me trasladan a mis cuentos de la infancia.
Los que más me gustaban eran los de Maria Pascual, mejor dicho, los ilustrados por Maria Pascual, aunque mí favorito no era de ella, sino una historia de Oscar Wilde  que se titula  "El príncipe felíz", y no eran precisamente sus dibujos, en este caso, lo que más me gustaba, sino la historia.
Para quien no la conozca, os comento muy brevemente, que trata de la amistad entre una pequeña golondrina, y la estatua de un príncipe, que en su vida terrenal, no había conocido otra cosa que la felicidad total y absoluta.
No podría precisar cuantas veces leí y volví a leer el cuento, me  gustaba muchísimo. A mi ¡Nancy se lo expliqué muchas veces. Imagino que ella también llegó a aprendérselo de memoria.

Más adelante, cuando tenía 10 u 11 años "heredé" una "montañita" de revistas "Lily" y "Esther y su mundo", de mí prima que es mayor que yo. Aquello me encantó, fue como descubrir un mundo nuevo, aunque no dejé de releer mis cuentos de siempre (también heredados de ella), ¡que va!, yo he sido conservadora desde mí más tierna infancia, y fiel a mis gustos, de echo, me siguen gustando las mismas cosas.
A lo largo de la vida, vas añadiendo gustos y cosas nuevas, eso forma parte de vivir, pero yo no he sustituido unas cosas por otras, sencillamente las he ido sumando.

Pues recuerdo haberme pasado tardes enteras leyendo aquellas revistas, y las aventuras de aquella niña encantadora que era "Esther".
Si algo echo de menos de aquellos años, es el lujo de tener tanto tiempo para perderlo haciendo lo que más me gustaba. Siempre encontraba algo que hacer, no recuerdo haber sentido aburrimiento nunca.
Pero lo que de verdad me gustaba más entre todas las cosas era jugar con mi Nancy, contarle historias, cambiarla de ropa, peinarla,...siempre fue mí preferida, con diferencia.

3 comentarios:

  1. Yo adoraba a Esther y a Lily, qué tiempos tan bonitos aquellos. Besos desde Barcelona.

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    1. Gracias por tu comentario querida, espero que recordar aquellos años te haga pasar gratos momentos. Un abrazo.

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  2. Hola Caterina, yo cuento entre mis mejores amigas de infancia por supuesto a Nancy pero también a Esther. Me proporcionaron incontables horas de felicidad. Mi pasión siempre ha sido la lectura, y uno de mis orgullos es mi biblioteca, que he ido construyendo durante toda mi vida, de hecho, tengo dos blogs, uno dedicado al coleccionismo de muñecas y otro a los libros. Y en mi biblioteca también vive Esther, pues de adulta pude conseguir la colección completa de sus aventuras en tapa dura, y ahí está en un lugar de honor. Además, mi hija también ha podido conocer a Esther y hacerse amiga suya lo mismo que yo en su momento. Al igual que tú, no me gustan los libros electrónicos, y recuerdo con inmenso cariño todos los tebeos, cuentos, revistas, etc... que leí en mi infancia y adolescencia.
    Me ha encantado esta entrada.

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